El próximo 12 de septiembre, el niño quillotano Mathías Cristóbal Malebrán Salazar cumplirá 13 años. Siete de ellos los ha vivido con el diagnóstico de pectum excavatum, una condición congénita por la que su caja toráxica, a la altura del pecho, está hundida, provocándole compresión sobre diversos órganos vitales, como corazón, la aorta y los pulmones. Eso complejiza la calidad de vida de este adolescente, el segundo de tres hermanos, alumno de Séptimo Básico en el Colegio “Francisco de Miranda” y vecino de la Villa Alegre de Quillota. Se cansa con facilidad, no puede realizar actividad física y a consecuencia de su mal, se le provocó también una escoliosis, es decir, la desviación de la columna. Además, es difícil saber cuán severa puede llegar a ser esa compresión en su pecho y qué riesgos le puede acarrear en el futuro. Según relató su madre, Jocelyn Salazar, cuando Mathías tenía cinco años “fue diagnosticado con una condición congénita, una malformación de su caja torácica, llamado pectus excavatum, pecho hundido o pecho de embudo. En esa instancia el doctor nos comentó que había dos opciones y que aún era muy pequeño para poder decir qué complicación iba a tener. Una opción es que fuera netamente estética su condición y que no creciera en el tiempo. La segunda, que, al tener tan poquito espacio en su caja torácica, se vieran afectados algunos órganos importantes para poder vivir, como es el corazón y sus pulmones”. Lamentablemente, esta última posibilidad, la más compleja médicamente, fue el diagnóstico final para Mathías. Jocelyn recuerda que “a los 11 años, en un control de rutina, le hicieron un electrocardiograma, que arrojó anormalidades. Lo derivaron a Cardiología Infantil. En esos exámenes aparece una dilatación de su raíz aórtica, aparte de tener un nivel de compresión de su corazón de 5.6. Para su condición, 3.6 es severo. Hizo que su esternón se cargara sobre su aurícula y ventrículo derecho, provocando ahora un bloqueo en su corazón y corriéndolo completamente hacia el lado izquierdo, casi al nivel axilar”. La opción de revertir este proceso es una compleja y costosa intervención quirúrgica, programada para el próximo 10 de octubre, en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile, en Santiago. El médico tratante realizó todas las gestiones para que este centro asistencial, que no atiende a pacientes pediátricos, reciba a Mathías Malebrán, lo opere, haga el proceso de recuperación y además, con facilidades para pagar en cuotas el procedimiento. Su madre detalló que “la cirugía de Mathías trata de introducir unas barras de titanio, que se llama Técnica de Nuss. Esas barras van de costado a costado, por debajo del esternón y de las costillas. Se introducen en forma curva y cuando están dentro del cuerpo se tuercen, para quebrar el esternón hacia afuera y también sacar sus costillas. Por su nivel de complicación tiene que tener dos barras instaladas en su cuerpo, dependiendo de su evolución, pero dos años es lo mínimo y tres años, lo máximo”. Durante ese periodo, las barras darán el espacio para que el corazón de Mathías vuelva a su posición, sus pulmones se puedan desarrollar de forma normal, se corregiría la malformación de su caja toráxica e incluso, podría detener el avance de la escoliosis. Lamentablemente, los plazos son acotados, ya que deben solicitar la fabricación de las placas de titanio antes del 20 de septiembre, para que estén listas para el día de la operación. Jocelyn Salazar explicó que el valor total de la intervención es de 14 millones 549 mil pesos, de los cuales deben tener a la brevedad 8 millones y medio, para pagar las placas de titanio y los honorarios del médico que operará. Gentilmente, el Hospital Clínico les permitió pagar la diferencia en cuotas y después de la operación, correspondiente a unos 6 millones de pesos, por concepto de hospitalización, uso de pabellones, tratamientos y otros servicios. Ante este escenario, junto con la Agrupación “Amigos por Quillota”, familiares y cercanos, han organizado bingos, platos únicos y rifas, además de abrir una cuenta bancaria donde reciben donaciones voluntarias. Ya han reunido poco más de la mitad del dinero que necesitan antes de la operación, pero siguen trabajando, porque según explicó Jocelyn, “estamos contra el tiempo. Nos faltan aún tres millones 500 mil, aproximados, para poder reunir el pie de la cirugía de Mathías. Tenemos que tener sobre los ocho millones y es lo que nos importa ahora, porque el resto se cancela después de que él esté operado. Vamos a hacer un almuerzo bailable, el día 7 de septiembre, en O’Higgins (esquina Pudeto), donde está el Centro de Señoras. Ahí se va a vender el almuerzo, va a estar una orquesta y diversos artistas, desde las 12 del día hasta las 12 de la noche”. La madre de Mathías invitó a la comunidad a colaborar, participando en la actividad o donando aportes, ya que dijo, “toda ayuda, por pequeña que sea, sirve”. Las entradas para el Plato Único Bailable del sábado 7 se pondrán próximamente a la venta, pero también está disponible la cuenta RUT 15.683.162-K del Banco Estado, a nombre de Jocelyn Salazar, para efectuar aportes directos en dinero.
El próximo 12 de septiembre, el niño quillotano Mathías Cristóbal Malebrán Salazar cumplirá 13 años. Siete de ellos los ha vivido con el diagnóstico de pectum excavatum, una condición congénita por la que su caja toráxica, a la altura del pecho, está hundida, provocándole compresión sobre diversos órganos vitales, como corazón, la aorta y los pulmones. Eso complejiza la calidad de vida de este adolescente, el segundo de tres hermanos, alumno de Séptimo Básico en el Colegio “Francisco de Miranda” y vecino de la Villa Alegre de Quillota. Se cansa con facilidad, no puede realizar actividad física y a consecuencia de su mal, se le provocó también una escoliosis, es decir, la desviación de la columna. Además, es difícil saber cuán severa puede llegar a ser esa compresión en su pecho y qué riesgos le puede acarrear en el futuro. Según relató su madre, Jocelyn Salazar, cuando Mathías tenía cinco años “fue diagnosticado con una condición congénita, una malformación de su caja torácica, llamado pectus excavatum, pecho hundido o pecho de embudo. En esa instancia el doctor nos comentó que había dos opciones y que aún era muy pequeño para poder decir qué complicación iba a tener. Una opción es que fuera netamente estética su condición y que no creciera en el tiempo. La segunda, que, al tener tan poquito espacio en su caja torácica, se vieran afectados algunos órganos importantes para poder vivir, como es el corazón y sus pulmones”. Lamentablemente, esta última posibilidad, la más compleja médicamente, fue el diagnóstico final para Mathías. Jocelyn recuerda que “a los 11 años, en un control de rutina, le hicieron un electrocardiograma, que arrojó anormalidades. Lo derivaron a Cardiología Infantil. En esos exámenes aparece una dilatación de su raíz aórtica, aparte de tener un nivel de compresión de su corazón de 5.6. Para su condición, 3.6 es severo. Hizo que su esternón se cargara sobre su aurícula y ventrículo derecho, provocando ahora un bloqueo en su corazón y corriéndolo completamente hacia el lado izquierdo, casi al nivel axilar”. La opción de revertir este proceso es una compleja y costosa intervención quirúrgica, programada para el próximo 10 de octubre, en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile, en Santiago. El médico tratante realizó todas las gestiones para que este centro asistencial, que no atiende a pacientes pediátricos, reciba a Mathías Malebrán, lo opere, haga el proceso de recuperación y además, con facilidades para pagar en cuotas el procedimiento. Su madre detalló que “la cirugía de Mathías trata de introducir unas barras de titanio, que se llama Técnica de Nuss. Esas barras van de costado a costado, por debajo del esternón y de las costillas. Se introducen en forma curva y cuando están dentro del cuerpo se tuercen, para quebrar el esternón hacia afuera y también sacar sus costillas. Por su nivel de complicación tiene que tener dos barras instaladas en su cuerpo, dependiendo de su evolución, pero dos años es lo mínimo y tres años, lo máximo”. Durante ese periodo, las barras darán el espacio para que el corazón de Mathías vuelva a su posición, sus pulmones se puedan desarrollar de forma normal, se corregiría la malformación de su caja toráxica e incluso, podría detener el avance de la escoliosis. Lamentablemente, los plazos son acotados, ya que deben solicitar la fabricación de las placas de titanio antes del 20 de septiembre, para que estén listas para el día de la operación. Jocelyn Salazar explicó que el valor total de la intervención es de 14 millones 549 mil pesos, de los cuales deben tener a la brevedad 8 millones y medio, para pagar las placas de titanio y los honorarios del médico que operará. Gentilmente, el Hospital Clínico les permitió pagar la diferencia en cuotas y después de la operación, correspondiente a unos 6 millones de pesos, por concepto de hospitalización, uso de pabellones, tratamientos y otros servicios. Ante este escenario, junto con la Agrupación “Amigos por Quillota”, familiares y cercanos, han organizado bingos, platos únicos y rifas, además de abrir una cuenta bancaria donde reciben donaciones voluntarias. Ya han reunido poco más de la mitad del dinero que necesitan antes de la operación, pero siguen trabajando, porque según explicó Jocelyn, “estamos contra el tiempo. Nos faltan aún tres millones 500 mil, aproximados, para poder reunir el pie de la cirugía de Mathías. Tenemos que tener sobre los ocho millones y es lo que nos importa ahora, porque el resto se cancela después de que él esté operado. Vamos a hacer un almuerzo bailable, el día 7 de septiembre, en O’Higgins (esquina Pudeto), donde está el Centro de Señoras. Ahí se va a vender el almuerzo, va a estar una orquesta y diversos artistas, desde las 12 del día hasta las 12 de la noche”. La madre de Mathías invitó a la comunidad a colaborar, participando en la actividad o donando aportes, ya que dijo, “toda ayuda, por pequeña que sea, sirve”. Las entradas para el Plato Único Bailable del sábado 7 se pondrán próximamente a la venta, pero también está disponible la cuenta RUT 15.683.162-K del Banco Estado, a nombre de Jocelyn Salazar, para efectuar aportes directos en dinero.