La creciente demanda por productos eco-friendly es una tendencia que se consolida en el mercado. Un estudio reciente de Accenture revela que el 79% de los consumidores en Chile prioriza la compra de artículos éticos y que sean más amigables con el medio ambiente. Sin embargo, a pesar de esta preferencia, persisten prácticas cotidianas que continúan dañando nuestros ecosistemas. Un área crítica de impacto ambiental es la limpieza doméstica. Los jabones, lavalozas y detergentes que usamos a diario terminan en canales, ríos, y finalmente desembocan en el mar, e incluso son difíciles de manejar en las plantas de tratamiento de aguas. En general, estos productos tardan en biodegradarse y, al contener surfactantes tóxicos, resultan perjudiciales para la vida acuática. También se acumulan en los lodos generados en las plantas de tratamiento, que luego se utilizan como abono en la agricultura, pudiendo liberar residuos tóxicos en el ambiente. Elegir entre sustentabilidad y desempeño es uno de los grandes retos a los que se enfrentan los formuladores de productos de limpieza. En respuesta a estos desafíos, las empresas están enfocando sus esfuerzos en el desarrollo de soluciones que reduzcan el impacto ambiental sin comprometer la eficacia. “Muchos detergentes convencionales contienen fosfatos, que al llegar a los cuerpos de agua promueven un crecimiento excesivo de algas, reduciendo el oxígeno y causando desequilibrios ecológicos. Para abordar este problema, es esencial desarrollar productos que combinen desempeño y sustentabilidad”, comenta Katerina Berkhoff, Sr. Account Manager de Home Care and Industrial Formulators en BASF Chile. La ejecutiva agrega que, en su permanente desafío de aportar con soluciones amigables con el medio ambiente, BASF ha creado nuevos polímeros para detergentes, que ofrecen una biodegradación al 60% en un plazo de 10 días y que, además, cuentan con un 79% de contenido vegetal. “BVERDE ® GP 790 L es una molécula de gran tamaño compuesta de muchos azucares simples que ayuda a evitar que la suciedad se vuelva a depositar en las telas durante el lavado. Es utilizado en detergentes para ropa proporcionando un desempeño similar al de los compuestos sintéticos sin sacrificar la sustentabilidad. De hecho, en comparación con la química basada en acrílico, estos polímeros presentan una mejor compatibilidad con las formulaciones de detergentes convencionales, lo que produce un producto transparente y homogéneo”, señala la representante de Basf. El mercado, en el mundo y en Chile, se encuentra en una etapa de transformación, marcada por la innovación de nuevos productos. Incluso existen envases reutilizables con detergentes eco-friendly. También hay otras opciones, como detergentes en láminas, que destacan por su comodidad y bajo impacto ambiental, además reducen el uso de agua. Su diseño compacto facilita el transporte y se disuelven en el agua sin dejar rastro. “Todas estas opciones ayudan a tener un mundo más sostenible, pero el cambio no solo depende de los productos, sino también de que los consumidores sean más conscientes de las opciones amigables con el medio ambiente que existen en el mercado”, concluye Berkhoff.
La creciente demanda por productos eco-friendly es una tendencia que se consolida en el mercado. Un estudio reciente de Accenture revela que el 79% de los consumidores en Chile prioriza la compra de artículos éticos y que sean más amigables con el medio ambiente. Sin embargo, a pesar de esta preferencia, persisten prácticas cotidianas que continúan dañando nuestros ecosistemas. Un área crítica de impacto ambiental es la limpieza doméstica. Los jabones, lavalozas y detergentes que usamos a diario terminan en canales, ríos, y finalmente desembocan en el mar, e incluso son difíciles de manejar en las plantas de tratamiento de aguas. En general, estos productos tardan en biodegradarse y, al contener surfactantes tóxicos, resultan perjudiciales para la vida acuática. También se acumulan en los lodos generados en las plantas de tratamiento, que luego se utilizan como abono en la agricultura, pudiendo liberar residuos tóxicos en el ambiente. Elegir entre sustentabilidad y desempeño es uno de los grandes retos a los que se enfrentan los formuladores de productos de limpieza. En respuesta a estos desafíos, las empresas están enfocando sus esfuerzos en el desarrollo de soluciones que reduzcan el impacto ambiental sin comprometer la eficacia. “Muchos detergentes convencionales contienen fosfatos, que al llegar a los cuerpos de agua promueven un crecimiento excesivo de algas, reduciendo el oxígeno y causando desequilibrios ecológicos. Para abordar este problema, es esencial desarrollar productos que combinen desempeño y sustentabilidad”, comenta Katerina Berkhoff, Sr. Account Manager de Home Care and Industrial Formulators en BASF Chile. La ejecutiva agrega que, en su permanente desafío de aportar con soluciones amigables con el medio ambiente, BASF ha creado nuevos polímeros para detergentes, que ofrecen una biodegradación al 60% en un plazo de 10 días y que, además, cuentan con un 79% de contenido vegetal. “BVERDE ® GP 790 L es una molécula de gran tamaño compuesta de muchos azucares simples que ayuda a evitar que la suciedad se vuelva a depositar en las telas durante el lavado. Es utilizado en detergentes para ropa proporcionando un desempeño similar al de los compuestos sintéticos sin sacrificar la sustentabilidad. De hecho, en comparación con la química basada en acrílico, estos polímeros presentan una mejor compatibilidad con las formulaciones de detergentes convencionales, lo que produce un producto transparente y homogéneo”, señala la representante de Basf. El mercado, en el mundo y en Chile, se encuentra en una etapa de transformación, marcada por la innovación de nuevos productos. Incluso existen envases reutilizables con detergentes eco-friendly. También hay otras opciones, como detergentes en láminas, que destacan por su comodidad y bajo impacto ambiental, además reducen el uso de agua. Su diseño compacto facilita el transporte y se disuelven en el agua sin dejar rastro. “Todas estas opciones ayudan a tener un mundo más sostenible, pero el cambio no solo depende de los productos, sino también de que los consumidores sean más conscientes de las opciones amigables con el medio ambiente que existen en el mercado”, concluye Berkhoff.
