La artritis reumatoide es una condición autoinmune crónica que afecta gravemente las articulaciones, ocasionando dolor, rigidez y limitación funcional, lo que impacta de forma directa en la calidad de vida de quienes la padecen. De esta manera la rehabilitación kinesiológica resulta muy importante para quienes presentan la enfermedad, ya que es fundamental para continuar con la vida y movimientos, casi normal. El tratamiento para estos pacientes persigue principalmente reducir el dolor, controlar la inflamación y mantener o mejorar el rango de movimiento articular y fortalecer la musculatura de forma íntegra. Se busca incrementar la resistencia cardiovascular, contribuyendo así a una mejor condición física general. Estos objetivos no solo permiten a los pacientes realizar actividades cotidianas como tomar objetos, levantarse o subir escaleras, sino que también promueven una mayor participación en situaciones de la vida diaria, adaptándose a las necesidades individuales de cada persona. Los ejercicios dinámicos de fuerza y resistencia muscular, el ejercicio aeróbico de bajo impacto y en agua, resultan más efectivos para mejorar la movilidad y reducir el dolor. Aunque es necesario seguir investigando, se ha demostrado que el ejercicio terapéutico disminuye la presencia de células proinflamatorias y regula la expresión de genes implicados en la inflamación, lo que ayuda a reducir el daño articular y mejora el funcionamiento global del paciente. En tanto frente a la mejoría, la predisposición genética, los factores hormonales y neuroendocrinos, así como la presencia de comorbilidades, pueden influir significativamente. El tabaquismo, la calidad del microbiota intestinal y la dieta, así como factores socioeconómicos y ambientales, también pueden afectar la evolución de la enfermedad y la respuesta a las intervenciones kinesiológicas, agregó el docente.
La artritis reumatoide es una condición autoinmune crónica que afecta gravemente las articulaciones, ocasionando dolor, rigidez y limitación funcional, lo que impacta de forma directa en la calidad de vida de quienes la padecen. De esta manera la rehabilitación kinesiológica resulta muy importante para quienes presentan la enfermedad, ya que es fundamental para continuar con la vida y movimientos, casi normal. El tratamiento para estos pacientes persigue principalmente reducir el dolor, controlar la inflamación y mantener o mejorar el rango de movimiento articular y fortalecer la musculatura de forma íntegra. Se busca incrementar la resistencia cardiovascular, contribuyendo así a una mejor condición física general. Estos objetivos no solo permiten a los pacientes realizar actividades cotidianas como tomar objetos, levantarse o subir escaleras, sino que también promueven una mayor participación en situaciones de la vida diaria, adaptándose a las necesidades individuales de cada persona. Los ejercicios dinámicos de fuerza y resistencia muscular, el ejercicio aeróbico de bajo impacto y en agua, resultan más efectivos para mejorar la movilidad y reducir el dolor. Aunque es necesario seguir investigando, se ha demostrado que el ejercicio terapéutico disminuye la presencia de células proinflamatorias y regula la expresión de genes implicados en la inflamación, lo que ayuda a reducir el daño articular y mejora el funcionamiento global del paciente. En tanto frente a la mejoría, la predisposición genética, los factores hormonales y neuroendocrinos, así como la presencia de comorbilidades, pueden influir significativamente. El tabaquismo, la calidad del microbiota intestinal y la dieta, así como factores socioeconómicos y ambientales, también pueden afectar la evolución de la enfermedad y la respuesta a las intervenciones kinesiológicas, agregó el docente.