Con la colaboración de unos 130 voluntarios en total, la olla común instalada en la Escuela Popular de Artes (EPA) de Viña del Mar, dependiente de la Corporación Cultural CREARTE, ubicada en el sector de Villa Independencia, dejó de funcionar. El establecimiento de educación artística realizó un acto con música y otras artes, con la participación de la comunidad educativa y vecinos de los alrededores, para de esta forma agradecer el valioso aporte de esta iniciativa social que ayudó a decenas de familias en los momentos más complejos para las familias afectadas por el mega incendio de febrero pasado. Uno de los voluntarios que fueron parte de la llamada “Super Olla” desde sus inicios, Luis Figueroa, se refirió al fin de esta ayuda a la comunidad, que ya cumplió su ciclo, después de siete meses funcionando en la EPA. “Ha sido muy satisfactorio en el sentido de compartir e integrarnos en el barrio. Como dice una compañera de la olla, no solamente se alimentó con comida, sino también el alma, porque siempre además ha existido una buena onda de parte de todos los voluntarios que han pasado por acá. Destacamos el lazo que se ha construido con los vecinos y las redes que se han creado”, expresó. Agregó que “también hemos visto las necesidades de los vecinos y por lo mismo queremos seguir ayudando desde nuestros trabajos, en lo artístico. En estos siete meses han pasado muchas cosas, hemos seguido en la EPA entregando cariño y amor. Partimos dando cerca de 600 a 700 almuerzos diarios el primer mes, después fue bajando de 400, 300, 200 y así, los últimos días estuvimos con 160 aproximadamente”. “Hemos construido lazos y queremos seguir haciendo cosas acá en la EPA, donde siento un cariño muy grande, siempre tuvimos una recepción inmediata y apoyo de quienes llevan adelante este proyecto. Ahora ha pasado el tiempo y necesitamos hacer otro tipo de iniciativas, se vienen actividades de circo y también vamos a crear un equipo de ayuda para dos vecinas que vienen todos los días a la olla y que les levantaron sus casas de emergencia muy precariamente”, afirmó Luis Figueroa. Por su parte, la co-fundadora y directora de la Corporación Cultural CREARTE, Michaela Weyand, destacó que “ha sido un honor para nosotros haber albergado el equipo de voluntarias y voluntarios de la Super Olla Común en nuestras dependencias, facilitando su desinteresado trabajo a beneficio de la comunidad todos estos meses. Hemos sido testigos de la importancia, de lo que significa para las personas que han perdido sus casas en el mega incendio, contar con un almuerzo caliente todos los días, tener un lugar de acogida para recurrir y ser atendidos con tanta dedicación y entrega”. Añadió que “han resultado muy bien las actividades culturales y recreativas organizadas por la olla, ya que no solamente se trata de llenar los estómagos, sino alimentar nuestras almas con música, juegos infantiles y cultura”. “La experiencia de colaboración mutua entre nuestras organizaciones ha tenido también un efecto positivo, ya que el espíritu solidario del equipo voluntario de la Super Olla se ha acoplado bien con las demás actividades de ayudas en emergencia, como por ejemplo del Centro de Acopio de la Escuela Popular de Artes. Y no olvidamos, sino agradecemos especialmente, que en muchas ocasiones nos han incluido en su lista de almuerzos para ofrecer catering en actividades del equipo EPA”, concluyó Michaela Weyand.
Con la colaboración de unos 130 voluntarios en total, la olla común instalada en la Escuela Popular de Artes (EPA) de Viña del Mar, dependiente de la Corporación Cultural CREARTE, ubicada en el sector de Villa Independencia, dejó de funcionar. El establecimiento de educación artística realizó un acto con música y otras artes, con la participación de la comunidad educativa y vecinos de los alrededores, para de esta forma agradecer el valioso aporte de esta iniciativa social que ayudó a decenas de familias en los momentos más complejos para las familias afectadas por el mega incendio de febrero pasado. Uno de los voluntarios que fueron parte de la llamada “Super Olla” desde sus inicios, Luis Figueroa, se refirió al fin de esta ayuda a la comunidad, que ya cumplió su ciclo, después de siete meses funcionando en la EPA. “Ha sido muy satisfactorio en el sentido de compartir e integrarnos en el barrio. Como dice una compañera de la olla, no solamente se alimentó con comida, sino también el alma, porque siempre además ha existido una buena onda de parte de todos los voluntarios que han pasado por acá. Destacamos el lazo que se ha construido con los vecinos y las redes que se han creado”, expresó. Agregó que “también hemos visto las necesidades de los vecinos y por lo mismo queremos seguir ayudando desde nuestros trabajos, en lo artístico. En estos siete meses han pasado muchas cosas, hemos seguido en la EPA entregando cariño y amor. Partimos dando cerca de 600 a 700 almuerzos diarios el primer mes, después fue bajando de 400, 300, 200 y así, los últimos días estuvimos con 160 aproximadamente”. “Hemos construido lazos y queremos seguir haciendo cosas acá en la EPA, donde siento un cariño muy grande, siempre tuvimos una recepción inmediata y apoyo de quienes llevan adelante este proyecto. Ahora ha pasado el tiempo y necesitamos hacer otro tipo de iniciativas, se vienen actividades de circo y también vamos a crear un equipo de ayuda para dos vecinas que vienen todos los días a la olla y que les levantaron sus casas de emergencia muy precariamente”, afirmó Luis Figueroa. Por su parte, la co-fundadora y directora de la Corporación Cultural CREARTE, Michaela Weyand, destacó que “ha sido un honor para nosotros haber albergado el equipo de voluntarias y voluntarios de la Super Olla Común en nuestras dependencias, facilitando su desinteresado trabajo a beneficio de la comunidad todos estos meses. Hemos sido testigos de la importancia, de lo que significa para las personas que han perdido sus casas en el mega incendio, contar con un almuerzo caliente todos los días, tener un lugar de acogida para recurrir y ser atendidos con tanta dedicación y entrega”. Añadió que “han resultado muy bien las actividades culturales y recreativas organizadas por la olla, ya que no solamente se trata de llenar los estómagos, sino alimentar nuestras almas con música, juegos infantiles y cultura”. “La experiencia de colaboración mutua entre nuestras organizaciones ha tenido también un efecto positivo, ya que el espíritu solidario del equipo voluntario de la Super Olla se ha acoplado bien con las demás actividades de ayudas en emergencia, como por ejemplo del Centro de Acopio de la Escuela Popular de Artes. Y no olvidamos, sino agradecemos especialmente, que en muchas ocasiones nos han incluido en su lista de almuerzos para ofrecer catering en actividades del equipo EPA”, concluyó Michaela Weyand.