13 de marzo de 2023
La historia que se transforma en leyenda dice así: En el año 1578 aproximadamente se cruzan las historias de la cueva de Punta de Tralca de El Quisco y Mirasol de Algarrobo, que fueron lugares de escondite de piratas como los ingleses Francis Drake, Thomas Cavedish y Richard Hawkins y los holandeses como Oliver Van Noort y Jons Van Spielbergen. A fines de la etapa colonial ya eran numerosos los barcos extranjeros que hacían el comercio ilegal en las costas chilenas. A los acostumbrados buques ingleses, holandeses y franceses del pasado, ya se habían añadido buques norteamericanos que operaban generalmente con el apoyo de los criollos chilenos que veían los intentos de las autoridades españolas de interferir como una muestra de la arrogancia del sistema colonial español.
Se dice que en dichos lugares se escondieron millonarios botines. Producto de diferentes intentos por seguir la ruta de la cueva, hoy se encuentra sellada con cemento en su interior, ya que todos los valientes que intentaron cumplir el objetivo perdieron su vida en el interior de ella.
Existen dos teorías, rescatadas del discurso de los lugareños, que aseguran que por un lado la muerte de los curiosos se debe a que al interior de la cueva existen almas que cuidan y defienden los tesoros, y por otro, los más escépticos que aseguran que el motivo es la falta de oxígeno dentro del lugar.
Según cuenta la leyenda, la estructura de esta cueva se extiende desde Punta de Tralca hasta la playa de Mirasol y contaría con una serie de galerías internas en distintas direcciones y con diferentes extensiones que permitían a los piratas las oportunidades de escape y ocultamiento.
Los hechos narrados no constituyen necesariamente la realidad. Una leyenda es un relato popular contado por generaciones, las leyendas pueden combinar ficción y realidad.